20 de junio de 2006

Ninguna mujer puede ser puesta en peligro por causas relacionadas con el embarazo o el parto

Angela Botero
Como lo habíamos anunciado la pasad semana, iniciaremos nuestra entrega con el primero de los doce Derechos e Salud Sexual y Reproductiva (DSYSR) con los que España, a través de la Federación Española de Planificación Familiar (FPFE), y, al lado de otros 170 países se ha comprometido a promover, difundir y aplicar.

Derecho a la vida: ninguna mujer puede ser puesta en peligro por causas relacionadas con el embarazo o el parto. Este derecho nos hace pensar en los peligros que encarna el proceso reproductivo, lo que pasa es que pensamos que las únicas que corren este riesgo son las mujeres pobres, claro que es verdad que la pobreza complica todo pero el dinero no es la solución a todo. Pues el malestar de las mujeres está a la orden del día en todo el mundo, dada la naturalización del embarazo, parto y puerperio. Dada esta mala concepción, es menester poder llamar la atención sobre el tema, para decir que muchas mujeres asumen embarazos de alto riesgo poniendo en peligro su vida y su salud física y mental. Este riesgo se asume, muchas veces por ansia de ser madre, otras por negligencia médica y muchas otras por presión social. ¿Cómo evitarlo? pues con mucha autodeterminación. En estos casoses prioritaria la salud y vida de la mujer; pero es ella quien tiene que ponerse por encima de la vida futura, pues es preferible tener una madre, una hermana, una compañera, una esposa que una criatura huérfana. Podríamos parafrasear esta situación, preguntando ¿qué es preferible, el huevo o la gallina?, en animales seguro que elegiríamos la gallina, pero y, entonces, por qué se plantea este dilema cuando hablamos de las mujeres y la maternidad.
En España mueren 3,6 mujeres por cada 100 mil nacimientos, pero también hay mujeres que pierden “calidad de vida saludable” a causa de cesáreas, episiotomías, (abertura desde la vagina hasta el ano en el momento del parto, muchas veces innecesarias), abortos mal practicados, embarazos desatendidos o intentos desesperados al no saber que hacer frente a un embarazo no buscado, muchas veces negado y en soledad.
Un caso ilustrativo: Un hombre de 35 años me dice “es que mi esposa está embarazada y se puede morir, yo ya lo decidí, es mejor que aborte”, mi respuesta es: que venga ella y analizamos el caso, pues la decisión es de ella. Al día siguiente se presentan para confirmar que a causa de una reciente cirugía estética no podía continuar. Pero no crean que fue una decisión por estética, no, es porque el crecimiento de la tripa la haría reventar, por eso prefirió no correr el riesgo y vivir.
Dice una niña “cuando estaba pequeña creía que mi madre moriría en cada parto, entonces me preguntaba; y ¿si hay que escoger entre la vida de ambos?.Yo escojo a mi mamá, pero, ¿y si mi papá decide otra cosa?”

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