16 de abril de 2008

Desperté optimista

Todos los días debo reinventar el quehacer cotidiano y hoy no es un día diferente. Me lo tomaré con calma y alegría, aún queda algo de dinero desde que tuve el último trabajo remunerado. Ahora espero un contrato, no importa para cuándo, esos son asuntos de la administración y no míos. El dinero se reproduce en monedas y mientras tanto continúa la posibilidad de seguir siendo “independiente”.

Llamaré a Luis para que tomemos un tinto en uno de esos atractivos cafés que abundan en la capital de la República de Colombia. Dije República, si claro, y así reza en la Constitución, no importa que mi colega José diga que nos gobierna un Emperador. Ahora quiero pensar en mi calientito y delicioso café mientras veo pasearse o correr a los estudiantes, intento leer el único periódico que tenemos en circulación nacional (y no es Granma y creo que tampoco se llama Iskra ni Pravda).

Luego del café, me daré un paseo por esos callejones, buscaré dos libros que me interesa leer, uno sobre el exilio de Edward Said y Senderos de María Zambrano. Creo que en la nueva librería de la calle 11 puedo encontrarlos.

Luis no responde el teléfono, es posible que se encuentre reporteando, en alguna entrevista o de viaje. Mientras espero, abro internet y encuentro que la Federación de Periodistas, denunció la desaparición de un colega, una Fundación denunció que en plena reunión, entraron no se sabe quienes y se llevaron un computador y una USB. ¿Para qué? Y desde Inzá, por allá cerca del Nevado del Huila, en Tierradentro, la educadora Lola Morales denunció las amenazas de que es objeto y en Oaxaca México asesinaron a Teresa Bautista y a Felícitas Martínez, dos jóvenes periodistas.
Aunque Luis no responda el teléfono, me tomaré el café, buscaré los libros, escribiré un artículo, pero el optimismo se me fue a la mierda. Mañana será otro día o más tarde alguien invitará a una rumba. ¡Ah! y aunque no quiera, tendré que pasar por la que fuese la casa de la joven heroína Policarpa Salavarrieta. ¿Alguien la recuerda? Bueno, la casa está como su recuerdo y conocimiento. La memoria…¿La… qué? Para el Psicoanálisis está en el inconsciente. Y ¿Quién la saca?

Desde arriba dicen que es mejor dejar los demonios tranquilos.