5 de junio de 2007

A mi madre le decían loca

Max Destre*

A mi Madre le decían loca, pero no era loca, era profesora. Hablaba diferente. Decía: "Los ojos sirven para escuchar".

Yo tenía diez años de edad. Un niño no comprende el lenguaje vertical y pensaba que quizá mi madre era loca.
Cierta vez me armé de valor y le pregunté: ¿Con qué miramos?
Mi madre me respondió: "Con el corazón".

Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba: "Hoy me he puesto mi vestido de veinte años". Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba nada más. ¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar?

Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla.
" Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso.
Al fin pude terminar la educación primaria. El día de la clausura llegó tarde. Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión, ¿No ves mi vestido de Primera Comunión?". Miré a mi madre y no estaba vestida de Primera Comunión.

Después tuvo ese accidente fatal. Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo: "No tengas pena, la muerte no es para siempre".
Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla. Si uno muere es para siempre. Era niño y no entendía sus palabras. Ahora tengo cincuenta años y recién comprendo sus enseñanzas.

Sí, Madre. Podemos tener 20 años y al día siguiente ochenta.

Todo depende de nuestro estado de ánimo.
Los ojos sirven para escuchar porque debemos mirar con atención a quien nos habla. Para conocer la realidad esencial de una persona, tenemos que mirarla con el corazón.
La muerte no es para siempre, sólo muere lo que se olvida y a mi madre la recuerdo porque la quiero.
Ahora -en sueños platicamos- nos reímos de su método de enseñanza.

Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo:
"He notado que te molestas si tus amigos te dicen loco y eso no está bien. Es natural que el hijo de una loca sea loco".
Entonces -por primera vez- repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas,
no siempre el hijo de una loca tiene que ser loco; a veces es poeta
".
Por eso puedo decir con orgullo: "A mi madre le decían loca, pero no era loca, era profesora.
Me enseñó a descubrir la vida después de la muerte".

*Abril de 1936 - Marzo de 1998 Destacado poeta, periodista cultural y conferencista peruano